Parece que fue ayer, pero en una galaxia muy lejana, cuando el director de
marketing de una importante empresa me preguntó que hacía antes de dedicarme a
Internet. Le dije que trabajaba en el departamento de publicidad de una
televisión autonómica y me recomendó que cuanto antes me volviera a ese mercado
ya que Internet no pasaría de ser una moda.
Han pasado 20 años desde que se produjo esa conversación con lo que
podríamos llamar un visionario. 20 años de un viaje que si me lo explicaran ser
visto ese año noventa y seis solamente lo podría ver como una genuina historia
de ciencia ficción.
Mi viaje se inició en una de las canteras digitales del mercado catalán,
Intercom. Trabajando en lo que hoy llamamos una agencia digital, pero que en
aquellos momentos definíamos como hacer Webs. Y ante la primera oportunidad de
realizar campañas publicitarias digitales, siendo yo el que venía de medios, lideré
la creación del primer departamento de publicidad digital. No penséis que hablo
de un periodo de años, eso pasó en pocos meses. Recuero reuniones con
directores de agencias de medios del mercado barcelonés en el que hablaba de
que a medio plazo las agencias serían las que controlarían la emisión de las
campañas digitales, ante la cara de póker de ellos.
Pero esa velocidad no tiene comparación al siguiente proyecto, con poco más
de un año de experiencia digital pasé a crear con otros locos digitales
repartidos por Europa la primera red publicitaria digital, Interad. Ese grupo
de lo que hoy llamamos emprendedores nos ganamos la confianza de líderes de
mercado como Altavista, Olé, Ozú, MSN, Ciudad Futura y la Revista Anuncios,
para comercializar sus espacios publicitarios digitales. Aunque no lo creáis
todas esas marcas que ya no existen fueron líderes absolutos en el mercado. Muy
pocas como la revista Anuncios se mantienen inalterables liderando su sector.
A los pocos meses fuimos adquiridos por una compañía que cotizaba en el
Nasdaq y nos vimos compitiendo con compañías que en nuestro país tenían el
respaldo de compañías como telefónica. Esto de nuevo pasó en pocos meses,
totalmente increíble.
Sin duda fueron años locos, divertidos y donde todos aprendimos creando de
forma colaborativa un mercado que no existía. Un mercado que todos sabíamos que
estaba totalmente inflado y que no resistió tanta tensión y acabó explotando.
Antes de esa explosión apareció la oportunidad de cambiar de tercio y esta
vez sí empecé a trabajar en una agencia digital, Orbital BBDO. Y mi perfil de
medios también me llevo a ser el “chico digital” de la agencia de medios del
grupo, Media Direction aún en ese momento. Mi rol preparar propuestas que
siempre se situaban al final de la presentación y las que nunca llegaba a
presentar.
La crisis y la decisión personal de seguir residiendo en Barcelona me llevó
a iniciar una nueva etapa como consultor digital independiente y tener de nuevo
entre mis clientes a Ediciones Profesionales y poner mi granito de arena en el
desarrollo del producto digital de la revista Anuncios. Además, descubrí nuevos
sectores que ahora están muy consolidados como el de los juegos sociales o el
gambling donde aparecían nuevos e interesantes proyectos.
En 2006 volví a oír los cantos de sirena de la agencia y volví a poder
participar en proyectos digitales de comunicación y medios como Zed Digital y
cuatro años después Netthink Isobar. Comunicación digital y distribución de los
mensajes bajo una sola visión. Un modelo en el que sigo pensando que está el
futuro del ecosistema publicitario.
La evolución del mercado, las diapositivas digitales en las estrategias de
las marcas han ganado mucho protagonismo desde 2001, me ofreció la gran
oportunidad de dirigir la oficina de Barcelona de una gran agencia de Medios,
Carat. La digitalización profunda de las agencias de medios es un proceso
inaplazable e ineludible y de nuevo intenté aportar mi granito de arena.
Pero finalmente la cabra digital tira hacia el campo de arrobas y una nueva
oportunidad aparece frente a mí para participar en un nuevo mercado en creación
y eclosión. La publicidad programática.
Muchos millones de experiencias, proyectos, aprendizajes, errores y algún
que otro acierto. No cambiaría ni uno de ellos, ha sido un viaje apasionante. Además,
la nave espacial lejos de desacelerarse parece coger más y más velocidad y eso
tan solo hace amar aún más lo que hago y abrirme a los nuevos planetas que
quedan por explorar.
¿Te vienes?
Artículo publicado originalmente en la revista Anuncios
Artículo publicado originalmente en la revista Anuncios
Comentarios
Publicar un comentario